Infertilidad masculina, el tabú que ofende a la
virilidad
En junio se conmemora el Mes Internacional del Cuidado
de la FertilidadEste texto fue publicado en: www.vanguardia.com.mx
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Lo que se espera de un hombre
De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad es una enfermedad del
sistema reproductivo definida por no poder lograr un embarazo clínico después
de 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección.
En el caso
de la infertilidad masculina, esta se debe a problemas relacionados con la
producción y la maduración del esperma, ya que este puede ser inmaduro, tener
una forma anormal o ser incapaz de moverse adecuadamente, o bien, puede ser que
los espermatozoides sí se produzcan pero en cantidades bajas; señaló Carlos
Maquita Nakano, presidente de la Red Crea, especializada en medicina
reproductiva.
Maquita
aseguró que existen diversas situaciones que pueden afectar la producción
espermática del hombre, entre ellas el consumo desmedido de alcohol, tabaco o
cualquier otra sustancia psicoactiva, el ejercicio en exceso y la ingesta de
anabólicos, un historial de infecciones de transmisión sexual, así como traumas
testiculares y factores psicológicos o de estilo de vida.
Ante la
sospecha de problemas de infertilidad, el también profesor del Consejo Mexicano
de Ginecología y Obstetricia pidió a las parejas no esperar demasiado tiempo
para someterse a una evaluación médica, y en el caso de los hombres, recomendó
que visiten no al urólogo, sino al andrólogo, ya que dijo, este último es el
especialista indicado para diagnosticar este padecimiento.
Si bien los
problemas de infertilidad afectan emocionalmente tanto a hombres como a
mujeres, son los primeros quienes enfrentan con mayor intensidad el miedo al
estigma, a la burla y a la desvalorización, por considerar que no poder tener
hijos es un incumplimiento a su deber de hombre, lo que supone un detrimento de
su masculinidad.
Para
Fernando Huerta, antropólogo y presidente de la Academia de Estudios de Género
de los Hombres, la paternidad es un asunto de orden sociocultural y político,
el cual le demanda al hombre no sólo tener hijos para preservar su linaje, sino
también ser el jefe proveedor, la cabeza de su familia.
De acuerdo con el especialista, este es el motivo por el cual muchos hombres asocian la paternidad con su virilidad y su potencia sexual, pues el poderío, la fortaleza y el vigor que se les exige a los hombres está relacionado con poseer genitales masculinos y que estos sean de gran tamaño.
"No cumplir
con procrear es un asunto que genera estigmas, pues se asume que te faltan
testículos; es entonces cuando viene un conjunto de bromas que laceran y
menosprecian el hecho de que no te puedas reproducir, cuando en realidad, un
problema de infertilidad no te hace menos hombre”.
Sin embargo,
el también integrante del Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género de
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, acusó que la personas, hombres
y mujeres, no sólo se burlan del hombre que no puede tener hijos, sino también
del que tiene un pene pequeño, del que tiene problemas de erección o
eyaculación precoz. Esto se debe, dijo, a que vivimos en una sociedad
falocéntrica.
La
obligación de ser padre
Aunque son
muchos los hombres que sí desean tener hijos, un estudio elaborado en 18 países
del mundo, incluido México, de 2009 a 2010, demostró que una cantidad
considerable de hombres opta por la paternidad más por obligación que por
necesidad, por el estatus y el reconocimiento social que implica.
El estudio
Starting Families, realizado por la Universidad de Cardiff, Reino Unido y la
farmacéutica Merck Serono, reunió las respuestas de más de 10 mil hombres y
mujeres quienes contestaron una encuesta a través del portal www.startingfamilies.com
Uno de los
resultados más sobresalientes acerca de lo que piensan los hombres de la
paternidad es que ellos manifestaron menor deseo de ser padres que las mujeres,
pero aseguraron recibir mayor presión social para serlo.
Al respecto,
el antropólogo Fernando Huerta afirmó que los hombres y las mujeres están
condicionados por mandatos sociales que les dictan lo que se espera de ellos, y
en el caso del hombre, se supone que debe poder embarazar a una mujer.
Sin embargo,
en México se calcula que existen alrededor de 2 millones de parejas con
problemas de infertilidad. Por tal motivo, Huerta consideró que más allá de
tener descendencia propia o no, la paternidad es un asunto que implica
“desmontar” todas esas formas de ser hombre que reproducen la opresión y la
subordinación.
“Queremos
paternidades críticas y responsables, ser políticamente justos, libertarios y
democráticos; lo que necesitamos es fomentar una paternidad más parlamentaria,
donde una familia deje de tener un presidente que decide quién hace qué, cuándo
y cómo”.
No obstante,
el académico se dijo convencido de que no basta con la voluntad de los hombres
para ser buenos padres, también se necesita de un compromiso del Estado y del
empresariado.
“Yo puedo
desear ser un buen padre, pero me lo impide tener que trabajar dos turnos para
mantener a mi familia; las estructuras sociales, políticas y económicas que
rigen al país y al mundo entero también intervienen decisivamente; hacen falta
políticas públicas feministas a favor de los hombres, a favor de los padres”,
concluyó.
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